Luna llena. Equinoccio de Primavera.

La llamo, "La noche antes del nacer".

Es la noche donde el máximo esplendor no ve a luz de aquellos. La luna se prepara para su paso alborotoso, pero no es posible acaparar la atención de ellos sabiendo que es la chica quien alguna vez estuvo ahí sin descuidarlos. Son ellos, dos seres juntos que dejaron de hacer rutina desde el punto en el que creyeron poder correr sin tropezar; es media noche, y uno clama ayuda sigilosa y ausencia de los demás. Es secreto, y es la cima del mundo, puedes contemplar las estrellas difuminándose en el cielo oscuro por el paisaje joven de luces falsas. Siente el viento frío atravesar abrigos, pidiendo a aquel que sea refugio y su calor en esa noche; el viento ahora es brisa, el conocer a superado su inocencia. Los abrazos perduran, la intensidad merma, se lamenta clamando que no sea un quebrante y próximo a una despedida.

El riesgo fue inmenso, ambos lo concientizaron, pero el susurro de los arbustos, el vigía de las luces, y la amenaza de violencia física de las aceras, no impidieron que su propia historia de amor, fuera una prueba mas de que éste mundo sigue vivo.
El efecto montaña rusa comenzó desde lo alto. No es el fin estando bajo, el fin llega cuando todo a dejado de cesar y sales de tu cabina. Ninguno de los dos imaginaron su encuentro – ni tiempo y espacio – ambos aprenden que es un viaje largo en presencia de turbulencias.

 Initium nim est finis.



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